martes, 13 de junio de 2017



El anillo de María K.

 edhf

El solitario señor V., empleado nocturno de la funeraria del pueblo y un hombre con una honestidad irreprochable, nunca supo por qué extraña razón tomó ese anillo del dedo sin vida de  doña María K., a quien ni siquiera conocía, para esconderlo en un bolsillo de su túnica.

Todo sucedió en el depósito del local. Luego de colocar, con la ayuda de otro compañero, el cuerpo de la anciana en el cajón y arreglarlo bien para el corto velatorio, y cuando ya estaba en camino de ponerse su traje negro, sin aviso previo, como si un ángel maligno le susurrara al oído, le tomó por asalto la idea irresistible de hacerse con el anillo engarzado con un pequeño y llamativo rubí. Sin pensarlo dos veces, lo hizo.

Luego procedió a trasladarla a la sala, donde la esperaban sus pocas amistades.

Durante la noche, cuando ya se habían retirado los deudos, el señor V., quien dormía sentado en el cuartito de servicio, despertó con brusquedad al sentir un ruido extraño. Abrió los ojos y descubrió un huesudo dedo que le señalaba a poca distancia de su nariz.

-         Señor, ese anillo es mío. Si me hace el favor de devolverlo…

 

María K. fue sepultada a la mañana siguiente sin muchos rezos y pompa, pero al señor V. nadie lo reclamó, por lo que sus restos fueron enterrados por cuenta del servicio público municipal.
Resultado de imagen para rostro de bruja

1 comentario: