Perdido
"Dormir es tan perfecto, que hasta parece increíble que sea gratis...", murmuró D. desde el fondo de la cama, en la penumbra de un mediodía de persianas bajas y con sus piernas y poco más cubiertas por una sábana azul que se negaba a subir.
La observé desde lejos, desde otro mundo. Tanto tiempo, que me perdí.
No recuerdo ya cómo volver a casa.
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